domingo, 2 de octubre de 2011

Escuchar la música

La flauta mágica
Esta ópera en dos actos es un singpiel (ópera de carácter popular alemán) de Wolfgang Amadeus Mozart sobre un libreto de Schikaneder fue estrenada en Viena el 30 de septiembre de 1791. Última obra teatral de Mozart, no fue escrita para el teatro de Corte, sino para un pequeño teatro popular de los arrabales de Viena, dirigido por el autor y actor Emanuel Schikaneder. Puesto que los dos eran masones, llenaron la ópera de segundas intenciones vagamente humanitarias y de símbolos pseudofilosóficos, según el modelo de una novela de tipo oriental llamada Sethos (1731), del abate francés Jean Terrasson, que era considerado como una especie de libro sagrado por la masonería del siglo XVIII. 

Papageno se presenta
Los personajes:
  •  Tamino-Tenor
  • Papageno-Barítono
  • Pamina-Soprano
  • La reina de la noche-Soprano
  • Sarastro-Bajo
  • Las tres damas-2 sopranos y una mezzo-soprano
  • Monostatos-Tenor
  • Los tres genios-Voces blancas
  • Orador-bajo
  • Dos sacerdotes- Tenor y barítono
  • Papagena-Soprano
  • Dos hombres armados- Tenor y bajo

Argumento:
En una región montuosa, el príncipe japonés Tamino, asaltado por una monstruosa serpiente, se desmaya y es socorrido por tres hermosas muchachas que han salido de un templo. Las muchachas cortan la serpiente en tres trozos simbólicos y se enternecen con la belleza del joven. Ninguna quiere abandonarle para referir a la reina el hecho, hasta que, finalmente, van las tres.
Hace entonces su aparición el vendedor de pájaros Papageno, singular variación fantástica de la acostumbrada figura cómica de criado astuto y cobarde (el personaje era interpretado por el mismo Schikaneder, lo que explica la importancia de este papel), quien da a entender a Tamino, que ha vuelto en sí, que ha sido él quien le ha salvado, pero mientras tanto vuelven las tres jóvenes con la Reina de la Noche y, como castigo, le cierran la boca con un candado.
La Reina de la Noche muestra a Tamino un encantador retrato de su hija Pamina, prisionera del malvado mago Sarastro, y Tamino, ya inflamado de amor por la muchacha, promete salvarla. Papageno, perdonado y libertado de sus cuitas, le acompañará como escudero; a Tamino le regalan una flauta mágica y a Papageno una campanita que, tocadas en un momento del peligro, les sacarán de apuros.
A pesar de que los primeros contactos con el reino de Sarastro se presentan amenazadores a causa del horrible y ferocísimo negro Monostato (guardián de la pobre Pamina), Tamino y Papageno, sorprendidos cuando ya se preparaban a huir con la recobrada Pamina, encuentran en el mago Sarastro no a un perverso tirano, sino a una especie de gran sacerdote de la sabiduría, que entre templos y coros sagrados, ceremonias misteriosas y simbólicas, alocuciones moralizadoras y parrafadas humanitarias, revela a Tamino que la Reina de la Noche es la potencia del Mal y le promete a Pamina como esposa si supera, juntamente con Papageno, las tres pruebas rituales de la iniciación.
La reina de la noche habla con su hija, Pamina,y en esta aria Mozart mediante arreglos en desuso del barroco intenta dar la sensación de que la reina está loca
Las pruebas son superadas satisfactoriamente, a pesar de la intervención de tres espíritus mandados por la Reina de la Noche. Papageno, que en sus batallas con el terrible Monostato, no menos miedoso que él, ha proporcionado una gran cantidad de situaciones cómicas y bufonerías, tiene el consuelo de ver transformarse su Papagena (una horrible vieja que le perseguía con sus efusiones amorosas) en una muchacha deliciosa. Tamino, a pesar de una última tentativa de la Reina de la Noche y de sus compañeras, se casa con Pamina, con la solemne bendición de Sarastro, entre coros viriles de iniciados y solemnes ceremonias en loor de la luz que aleja las tinieblas de la ignorancia y del terror.


Sobre un libreto tan desordenado, Mozart produjo una música de una fluidez maravillosa, de una sorprendente docilidad y pureza expresiva, de una insólita complejidad técnica, particularmente en el contrapunto, alimentado por su veneración hacia Bach.La Flauta mágica no contiene recitativos y no está totalmente musicada: las escenas más ricas en acción, las que determinan la trama, son representadas en prosa, como en la moderna revista. Así, la música es alejada del corazón del drama y reducida a una función de comentario póstumo: la simultaneidad de los dos elementos (dramático y musical) se echa de menos.La coherencia del drama había sido perjudicada de antemano por un brusco cambio de intención que la composición había tenido que sufrir a causa de la aparición y el éxito de una ópera de argumento análogo (Kaspar, oder die Zauberzither) del napolitano Marinelli. Sarastro tenía que ser originariamente el mago malo; y la Reina de la Noche con sus tres acompañantes, heroínas puras y desventuradas. La parte cómica queda centrada sobre todo en Papageno, a causa de la cual podría arriesgarse la definición de "ópera dialectal"; indudablemente viva y siempre vigorosa, a pesar de que siempre resulta difícil acercarse a estas formas de arte popular muy vinculadas a complejos de costumbres y de circunstancias locales de una época.
Con todo, esta última ópera de Mozart es un trabajo de una belleza imperecedera e irrepetible, fascinante a la vez que ingenua. La obertura, la música asociada a Papageno, el aria de Tamino "Dies Bildnis ist bezaubernd schön" o las dos de la Reina de la Noche, con sus arriesgadas coloraturas, son sólo algunas de las joyas que atesora la partitura.

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