miércoles, 5 de febrero de 2020

No es Munch todo el arte noruego


Gustav Vigeland
(1869-1943)

Aunque el artista más conocido de Noruega es Edvard Munch, el país escandinavo también ha sido la cuan de otros menos conocidos como es el caso de Gustav Vigeland. Nacido en Mandal, al sur de Noruega, en 1869 era el tercer hijo de una familia de artesanos y contables. Hermano del también artista Emanuel Vigeland. Desde joven destacó en el trabajo de la madera, por lo que fue enviado a trabajar en Oslo bajo las órdenes del escultor Floed. A los 17 tuvo que volver, debido a la muerte de su padre y estuvo viviendo con su madre y sacando a su familia adelante durante dos años. Transcurridos los mismos regresó a Oslo, dónde mostró sus dibujos al escultor Brynjulf Bergslien quien le consiguió la ayuda financiera del profesor de hustoria del arte Lorenz Dietrichson, que consideraba a Vigeland como un genio. La obra Hagar og Ismael de 1889 expuesta en en la Exposición Nacional de Escultores, le hizo ganador de una beca que le permitió viajar por Europa. En viaje conoció la obra de Auguste Rodin en París y Italia el arte antiguo y del Renacimiento. A su vuelta empieza a realizar sus primeras exposiciones, con criticas dispares, las cuales no le salvaron de la miseria. En esos años trabajó en diversos encargos como el de la restauración de la catedral de Trondheim, el cual dejó en 1902. En busca de un buen taller donde trabajar, volvió a Oslo, coincidiendo con la independencia por parte de Noruega de Suecia en 1905. Gracias a este hecho histórico Vigeland que era considerado el mejor escultor noruego recibió muchos encargos para celebrar la cultura e historia del país. Uno de estos encargos fue el de la ciudad de Oslo que le cedía un taller a cambio de los derechos de propiedad de toda su obra. El taller de Kirkeveien se convertiría más tarde en el Museo Vigeland. En 1906 presentó la fuente monumental, que se emplazaría en frente al Parlamento Nacional, pero como no se estaba de acuerdo en su emplazamiento definitivo, hasta que se llegó a la decisión definitiva para su ubicación, Vigeland añadió varios grupos escultóricos que culminó en 1919 con la realización de una columna de granito. Todo este proyecto, se instaló el parque Frogner que se encontraba cerca de su propio taller y que recibiría el nombre de parque de Vigeland. Fallecería en 1943 y cuatro años después se terminaría de instalar todo el conjunto escultorico en el parque según el diseño de Gustav Vigeland. Sus cenizas se encuentran en la torre del Museo de Vigeland, tal y como estaba previsto, junto a algunas de sus obras.