jueves, 5 de julio de 2018

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Heráclito, el filósofo que llora y Demócrito el filósofo que ríe
Son dos obras hermanas que fueron pintadas entre 1636 y 1638 por Rubens. Se encuentran en el Museo del Prado provenientes de la Colección Real de Carlos II. La primera vez que se nombran es en el inventario que se realiza, tras la muerte del último Austria, de la Torre de la Parada (pabellón de caza que se encontraba en el Parque regional de la Cuenca Alta del Manzanares, en Madrid).
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  1. Se representa a Demócrito riendo y junto a un globo terráqueo. Demócrito es representado de esta forma ya que consideraba que el humor era una parte central del conocimiento humano. El filósofo viste ropajes coloridos, especialmente el rojo, reflejo de su carácter y tiene una postura más relajada que Heráclito. Lo único en lo que parece que coinciden es en el fondo del cuadro. 
  2. Heráclito, no para de llorar, está encogido y viste de negro, ya que para el filósofo presocrático el mundo esta lleno de desgracias. Rubens trata con maestría las facciones de la cara de ambos, solamente hay que ver la curvatura de las cejas de cejas, las arrugas y la lagrima se desliza por la cara, en el rostro de Heráclito y así como los puños cerrados con fuerza mostrando el dolor más profundo.
  3. Rubens realizó esta pareja dentro de un conjunto de sesenta obras utilizadas para la decoración del palacete la Torre de la Parada anteriormente mencionado y son las únicas que no tienen un tema mitológico. El pintor ya había realizado este tema con anterioridad, ya en 1603, en su primer viaje a España, pintó a los dos filósofos en un solo cuadro que se encuentra en Valladolid, en el Museo Nacional de Escultura.
  4. La representación de Heráclito y Demócrito es un tema recurrente en la pintura, la literatura y la música. De la pintura destacan las obras de Bramante, el primero en representar a Demócrito con un globo terráqueo, Rafael Sanzio que retrata a Miguel Ángel como Heráclito en la escuela de Atenas y Velázquez que pinta a Demócrito en el cuadro también conocido como El geógrafo. Siendo comparados con Esopo y Menipo de Velázquez. En literatura destaca Michel de Montaigne que dedica uno de sus Ensayos. Por último en música el tercer libro de cantatas de Jean-Baptiste Stuck incluye un Héraclite et Démocrite;​ así como las Esquisses de Charles-Valentin Alkan.