miércoles, 9 de febrero de 2022

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Adán y Eva


Forman ambos parte de un díptico pintado en 1507 por el artista alemán Alberto Durero y que se pueden encontrar en el Museo del Prado de Madrid.

  1. Es un díptico que no pertenece a un conjunto religioso con gran valor religioso, ni a un tríptico, ni a un altar, algo que no era habitual, pero que que se debe contemplar sin separarlas, para poder entender su composición y la relación entre los dos personajes, sus gestos y sus miradas. Dado que no tienen un gran valor religioso, Durero realizó esta magnifica obra para realizar un estudio anatómico de las proporciones humanas.
  2. En 1504 realizó una estampa donde se muestran a la pareja rodeados por vegetación y animales y en tres años realizó las pinturas, mostrando una cierta obsesión por el tema. Esto no sucede en la obra de 1507 donde el fondo oscuro quita las "distracciones", solo manteniendo un suelo rocoso y el árbol del conocimiento, del bien y del mal pasa a un lado, eliminando el protagonismo que sí tiene en la estampa de 1504.
  3. Adán recuerda a Apolo, el dios de la belleza y serenidad del clasicismo griego. Eva, en cambio, es Venus, con una postura con más gracia y que da la sensación que va a empezar a bailar. Mezcla así, el cristianismo con el la mitología clásica, algo que realizaban otros genios del Renacimiento italiano como Miguel Ángel y Leonardo.
  4. El díptico ha viajado y cambiado de ubicación en numerosas ocasiones. No se sabe qué empujó a Durero a realizar la obra, pero a la muerte del pintor en 1528 fueron adquiridas por el Ayuntamiento de Nuremberg. En 1586 pasaron a las manos del emperador Rodolfo II, y cuando Praga cayó en manos de los suecos, empezó a formar parte de la colección sueca. En 1654, Cristina de Suecia las regaló a Felipe IV, ya que quería enfocar su colección en el arte italiano. El monarca español las instaló en las llamadas bóvedas de Tiziano del Real Alcázar de Madrid, junto con el resto de su colección de desnudos.