Sapo común
Los sapos son animales tímidos, por lo general nocturnos, que durante el día se ocultan en lugares oscuros y durante la noche se dedican a la caza de insectos, gusanos, babosas, lombrices y otros invertebrados. Normalmente son de color pardo grisáceo, tienen verrugas en la piel, la cabeza plana, glándulas parótidas hipertrofiadas por encima de los oídos, ojos brillantes similares a gemas con pupila transversal y dedos parcialmente palmeados. Son más torpes que las ranas y no pueden saltar tan lejos como ellas. La lengua del sapo está fijada a la parte anterior de la boca. Lanzan ésta hacia adelante y su extremo pegajoso atrapa a la presa y la lleva de regreso a la boca. Algunos sapos tienen dientes, pero dado que los anfibios no pueden masticar, sólo les sirven para sujetar a sus víctimas. La lengua produce una mucosidad que les ayuda a engullir a sus víctimas. Todos los anuros parpadean al tragar y, dado que no existe hueso alguno entre el ojo y la boca, el ojo se desplaza hacia atrás, lo que impulsa a la presa hacia el interior de la boca. Durante los meses fríos los sapos hibernan enterrándose en madrigueras. En primavera se aparean y las hembras ponen sus numerosos huevos en estanques en forma de cadenas gelatinosas de hasta 1,2 m de longitud. Los renacuajos son más pequeños y oscuros que los de las ranas y no se transforman en sapos terrestres hasta el siguiente otoño. Un género de sapos engloba más de 70 especies diferentes que están ampliamente distribuidas en las principales masas continentales del mundo, a excepción de Groenlandia, Australia, Nueva Guinea y Nueva Zelanda, pero son muy abundantes en las regiones tropicales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario