La penicilina
La penicilina es el antibiótico que revolucionó la medicina moderna. La utilización de esta sustancia permite tratar diversas enfermedades que, hasta bien entrado el siglo XX, se consideraban incurables. Fue descubierto por el bacteriólogo británico Alexander Fleming en 1928, al estudiar un cultivo de bacterias que presentaban un estado de rotura de la membrana celular (lisis) debido a la contaminación accidental con un hongo. La penicilina comenzó a utilizarse de forma masiva en la Segunda Guerra Mundial, donde se hizo evidente su valor terapéutico. Desde entonces, se ha utilizado con gran eficacia en el tratamiento contra gran número de gérmenes infecciosos, especialmente cocos; en este sentido, se ha mostrado sumamente útil para combatir enfermedades como la gonorrea y la sífilis. El modelo de preparación de los antibióticos proviene de la penicilina. La Penicilina actúa tanto matando las bacterias como inhibiendo su crecimiento. Mata sólo los organismos que están creciendo y reproduciéndose. Sus efectos secundarios se limitan generalmente a reacciones alérgicas que pueden preverse con seguras pruebas antes de su aplicación. En la actualidad, sin embargo, varias bacterias han desarrollado resistencia a la penicilina y a otros medicamentos y antibióticos, causando preocupación entre médicos y científicos por un posible regreso a nuestra vulnerabilidad del pasado frente a las enfermedades e infecciones.
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