(1490- 1576)
Aunque Tiziano alimentó durante los últimos años de su vida la idea de que había nacido en 1475, para hacer creer que era un anciano venerable e inspirar respeto y compasión, la crítica moderna ha establecido casi con total seguridad que nació en 1490 y que murió a una edad más que respetable, con ochenta y seis años. La concepción poética de la pintura de éste dejó una profunda huella en Tiziano, como resulta evidente en todas sus obras de juventud, y muy especialmente en la enigmática alegoría Amor sagrado y amor profano. Con anterioridad había colaborado con Giorgione en la realización de los frescos de la fachada del Fondaco dei Tedeschi y había realizado en Padua los Milagros de san Antonio. No tardó en convertirse en el artista más importante de Venecia y fue nombrado, en consecuencia, pintor oficial de la República. El artista comenzó la parte más brillante de su carrera con una serie de retablos de colores fuertes y contrastados y figuras poderosas, como La Asunción del Retablo Pesaro para Santa Maria dei Frari. Por entonces, Tiziano se reveló también como un gran retratista, con obras como el llamado Ariosto, en las que establece un esquema nuevo: el protagonista aparece reproducido de medio cuerpo, con las manos visibles y unos rasgos reales pero idealizados. Por entonces, la fama del pintor llegaba a todas las cortes europeas, lo que le permitió recibir encargos de Carlos I de España y Francisco I de Francia, monarcas a los que retrató en obras magistrales. Después del primer retrato de Carlos I, el emperador quedó tan entusiasmado con el arte de Tiziano que lo nombró pintor de la corte. Se cuenta que al pintor se le cayó un pincel, y el emperador, Carlos I, lo recogio del suelo para entregárselo, lo que le suponía un honor para el pintor. También los príncipes italianos solicitaron sus servicios, y así para el duque de Urbino pintó la famosa Venus de Urbino, de una sensualidad nueva en el arte del Renacimiento. Entre 1545 y 1546, Tiziano realizó un viaje a Roma, que supuso el punto de partida hacia un nuevo tratamiento del color a base de pinceladas largas y atrevidas, y de manchas y toques que deshacen las formas y dan una apariencia ligera y agradable. Entre 1548 y 1562 fue reclamado por Carlos I y luego por su hijo Felipe II, para quien, además de retratos, realizó una serie de cuadros de tema mitológico denominados por el propio pintor «poesías» por su carácter idílico y distante. Su última obra documentada es la Piedad de Venecia, que presenta ciertas afinidades con el manierismo. Miguel Ángel comento de él que era pecado que en Venecia no se aprendiera desde el principio a dibujar bien.Era de carácter avaricioso, que siempre se quejaba de ser pobre pese a las grandes riquezas que había acumulado, y que se servía en ocasiones del engaño para obtener ventajas.
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