Francisco de Quevedo
(1580-1645)
Quevedo nació en Madrid. Su infancia transcurrió en la Villa y Corte, rodeado de nobles y potentados, ya que sus padres desempeñaban altos cargos en Palacio. Su madre era dama de la reina, y su padre era el secretario de la hermana del rey Felipe II, María de Austria.Durante la estancia de la Corte en Valladolid parece ser que circularon los primeros poemas de Quevedo, que imitaban o parodiaban los de Luis de Góngora bajo seudónimo (Miguel de Musa) o no, y el poeta cordobés detectó con rapidez al joven que minaba su reputación y ganaba fama a su costa, de forma que decidió atacarlo con una serie de poemas; Quevedo le contestó y ese fue el comienzo de una enemistad.Quevedo también se aproximó a la prosa escribiendo como juego cortesano, en el que lo más importante era exhibir ingenio, la "Vida del Buscón" es un ejemplo del mismo.Vuelta la Corte a Madrid, arriba a ella Quevedo en 1606 y reside allí hasta 1611entregado a las letras; escribe cuatro de sus Sueños y diversas sátiras breves en prosa.Quevedo, descaradamente, violentaba la relación con Góngora hasta con su aspecto (como en su sátira "A una nariz", en la que se ensaña con el apéndice nasal de Góngora, pues en la época se creía que el rasgo físico más acusado de los judíos era ser narigudos).La llegada al trono de Felipe IV,Quevedo acompaña al joven rey en viajes a Andalucía y Aragón, algunas de cuyas divertidas incidencias cuenta en interesantes cartas. Por entonces denuncia sus obras a la Inqusición, ya que los libreros habían impreso sin su permiso muchas de sus piezas satíricas que corrían manuscritas haciéndose ricos a su costa.Por otro lado, lleva una vida privada algo desordenada de solterón: fuma mucho, frecuenta las tabernas (Góngora le achaca ser un borracho consumado y en un poema satírico se le llama don Francisco de Quebebo) y frecuenta los lupanares, pese a que vive amancebado con una tal Ledesma.Sin embargo, es nombrado incluso secretario del monarca, en 1632, lo que supuso la cumbre en su carrera cortesana.En 1639, con motivo del memorial aparecido bajo la servilleta del Rey Sacra, católica, cesárea, real Majestad..., donde se denuncia la política del Conde-Duque, se le detuvo, se confiscan sus libros y, sin apenas vestirse, es llevado al frío Convento de San Marcos en León hasta la caída del valido y su retirada a Loeches en 1643. En el monasterio Quevedo se dedicó a la lectura.Pero Quevedo había salido ya del encierro, en 1643, achacoso y muy enfermo, y renuncia a la Corte para retirarse definitivamente en la Torre de Juan Abad. Es en sus cercanías, y tras escribir en su última carta que «hay cosas que sólo son un nombre y una figura», fallece en el convento de los padres dominicos de Villanueva de los Infantes, el 8 de septiembre de 1645. Se cuenta que su tumba fue profanada días después por un caballero que deseaba tener las espuelas de oro con que había sido enterrado y que dicho caballero murió al poco en justo castigo por tal atrevimiento.
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