El bumerán
El comportamiento de esta arma arrojadiza se explica por su forma angular, así como sus dos superficies -una convexa y otra cóncava-, curvadas a manera de hélice. Al ser lanzado, el bumerán adquiere el movimiento de traslación y otro de rotación. Luego, agotado el empuje, cesa su progresión, pero no la rotación, obligado por su propio peso a favor del movimiento rotativo, regresa al punto de lanzamiento. No todos los artefactos denominados comúnmente bumerán retornan al lanzador: los que eran utilizados para la caza por los aborígenes australianos no retornaban y su nombre no era bumerán, sino kylie. Los bumeranes que retornan nunca fueron utilizados ni para la caza ni para la guerra. Los kylie dejaron de usarse al imponerse otras artes de caza como el arco y las flechas. Los que no vuelven son denominados "killing sticks", de un metro de altura, curvados y de gran peso (hasta 6 ó 7 kilos). Los Killing sticks no son exclusivos de Australia, han sido encontrados en los cinco continentes, incluso los había en la tumba de Tutankamón, hace ya más de tres mil años. El uso principal dado a los bumeranes en el antiguo Egipto fue el de arma de mano. La practica deportiva se ha desarrollado en el sigo XX, siendo un simple juego de habilidad entre jóvenes guerreros cuando no cazaban. Herb Smith, el gran primer divulgador del bumerán, subió la distancia a los 100 metros en unos pocos años de dedicación: el 17 de junio de 1972.
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