¡Viva la Pepa! es el grito con el que desde el 19 de marzo de 1812 (festividad de San José) proclamaban los liberales españoles su adhesión a la Constitución de Cádiz (proclamada ese día, y conocida popularmente como la Pepa). La gran popularidad que tuvo el grito, su rotundidad y su facilidad de difusión incluso en circunstancias de represión política como las que llegaron entre 1814 y 1820 (restauración absolutista de Fernando VII) y entre 1823 y 1833 (Década Ominosa) lo convirtieron posiblemente el primer lema político de la edad contemporánea. La abolición de la Carta Magna no sólo suspendió su vigencia, sino que quedó terminantemente prohibida la sola mención de su nombre, por lo que los liberales no podían utilizar su tradicional grito de¡Viva la Constitución!. Lejos de someterse a dicha medida arbitraria, los partidarios de la constitución encontraron la forma de referirse a ella, sin necesidad de nombrarla: como había sido promulgada el día 19 de marzo, la bautizaron "La Pepa" y así fué como surgió el grito de ¡Viva la Pepa! para reemplazar el de ¡Viva la Constitución!, considerado entonces subversivo. Por supuesto, con el paso del tiempo, la expresión habría de perder todo tinte político para pasar a significar "desenfado, regocijo y alboroto", tal como se utiliza en la actualidad, sobre todo para dar a entender que en algún lugar reina un total y completo desorden.
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