La novena sinfonía de Beethoven
Escrita por Luwing van Beethoven entre 1817y 1824 para orquesta, cuatro solistas vocales y coro y estructurada en cuatro movimientos, fue estrenada en 1824 bajo su dirección. Estaba dedicada a Federico Guillermo II de Prusia como acto de gratitud por haber participado en la suscripción que había hecho el compositor para su "Missa solemnis".
En el cuarto movimiento de la sinfonía, el más famoso, Beethoven pone música a la "An die Freude" (Oda a la alegría ) del poeta Friedrich Schiller, una idea de Beethoven que se remonta a 1793. En 1812 y 1815 aparecen los primeros esquemas para una sinfonía en re menor, siendo en 1817 cuando aparecen los primeros borradores del primer movimiento y hasta 1824 no se terminó.
Esta obra es una obra totalmente diferente, la utilización de el coro en el movimiento final supone una novedad y el compositor usa las estrofas del poema como una afirmación de su religiosidad, creencias personales y profundo humanismo.
También hay que saber que fue su última sinfonía, la cual se estrena en Viena tres años antes de su muerte (1827), Beethoven está sordo en el momento de su estreno y se sube al escenario y completamente de espaldas al público, dirige una obra con éxito absoluto y con unos aplausos que llenan el escenario, pero el compositor no pude oírlos. Una solista se levanta y le invita a darse la vuelta para que contemple al público enloquecido. Las lágrimas llenan los ojos del maestro.
Esta sinfonía es el himno de la Unión Europea y tuvo una versión del cantante Miguel Ríos muy famosa en su tiempo en España.
- Canción de Miguel Ríos
- Sinfonía dividida en los cuatro movimientos:
- La sinfonía y su leyenda: Casi 150 años después del estreno de su obra cumbre, la novena sinfonía, esta influiría directamente en la creación del CDRom. El 8 de marzo de 1979 se presentaba en Eindhoven las especificaciones técnicas preliminares de lo que iba a ser el CD Audio. De todas estas especificaciones destacaban dos, su diámetro 115 mm y el tiempo de reproducción, 60 minutos. Hay varias historias y leyendas que intentan explicar la evolución de estas especificaciones hasta las características de lo que hoy conocemos como el CDRom. Esos 115 mm coinciden exactamente con la diagonal de un casete tradicional de música que en aquella época hacía furor y eran los almacenistas o los minoristas los que presionaron para que no se superara ese diámetro de tal forma que no se vieran obligados a modificar sus estanterías. En aquella época, prácticamente el 99% de las producciones musicales que se sacaban al mercado y que estaban disponibles en catalogo no duraban más de 60 minutos, con lo que se entendió que esas eran las medidas adecuadas sobre las que se debería estandarizar la producción mundial de CdRom. Cuenta una leyenda, que fue la esposa de Akio Morita, fundador de Sony, la que le insistió para que pidiera consejo a su íntimo amigo Herbert Von Karajan sobre la duración media de la música clásica y si esta cabría en esos 60 minutos de tiempo de reproducción que pretendían ser el standard mundial. Von Barajan le confirmó que efectivamente el 95% de la música clásica si que cabría en esa duración pero le advirtió que la que el consideraba como la obra suprema de la música clásica, la Novena Sinfonia de Beethoven, no cabía en esos 60 minutos y sería un error imperdonable tener que partir en dos semejante obra maestra. La duración de la Novena Sinfonía de Beethoven variaba en función de que interpretación se tomaba como la correcta. La interpretación realzada por la Orquesta Filarmónica de Berlin, dirigida por Von Karajan duraba 66 minutos.Se investigó que otras interpretaciones había grabadas de esta sinfonía y se descubrió que la más larga era la grabada durante el Festival de Bayreuth, dirigida por Wilhelm Furtwängler y que duraba exactamente 74 minutos y 33 segundos. En junio de 1980 salió a la luz el “Libro Rojo”, donde se recogían las especificaciones técnicas definitivas para el CD Audio, el diámetro se aumentaba hasta los 120 mm y el tiempo de reproducción se ampliaba hasta los 74 minutos y 33 segundos, que son las características que se marcaron como standard mundial y que no se han vuelto a variar.
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