Este hecho histórico se produjo por el enfrentamiento entre los panameños y norteamericanos. Este incidente se escenificó en la llamada Ciénaga, lugar donde hoy se encuentra la plaza cinco de Mayo. El 15 de abril de 1856 en las ciudades terminales de Panamá y Colón desembarcaron norteamericanos que se trasladaban vía ferrocarril hacia las minas de oro de California. Ese día Manuel Luna, se dedicaba a vender sandías cerca de la estación del ferrocarril. Sucedió, entonces, que un norteamericano Jack Oliver, se acercó al puesto de venta frutas, tomó un pedazo de sandía y posteriormente tiró al suelo el resto de la sandía. Manuel Luna, le pidió que pagase un real por la sandia. El norteamericano se negó a pagarla, incluso amenazó con dispararle si continuaba con pidiendoselo. En respuesta, Manuel Luna le dijo que el tenía un puñal para defenderse. Pero, en ese instante, intervino un peruano Miguel Abraham, y el norteamericano acompañante de Oliver pagó el real. Todo parecía que terminaría en esto. Sin embargo, cuando Abraham regresó a su puesto de venta, el norteamericano tomó la pistola y le disparó. Esto provocó un enfrentamiento de panameños y norteamericanos. El grupo de Oliver se apertrechó en el Ocean Hotel y el Pacífic House, donde empezaron a disparar contra el grupo de ciudadanos panameños que se encontraban desarmados. La resistencia de Oliver era furiosa, tal es el caso que, al apersonarse el Gobernador del Estado, Francisco Fábrega, el cónsul norteamericano Thomas W. Ward y Pedro de Obarrio fueron recibidos a tiros por los extranjeros. El Gobernador dio ordenes de tomarse la estación del ferrocarril para sofocar el motín. Las autoridades panameñas realizaron las investigaciones de rigor, y el juez del crimen Buenaventura Correoso al tenor de las declaraciones de testigos presenciales de los hechos determinó que los panameños no fueron responsables de los actos de violencia. A pesar de los testimonios recibidos, el Ministro norteamericano Sr. Browlig negó el alegato de testigo. Situación que, según los propios cónsules de Francia, Inglaterra y Perú, la responsabilidad del ataque recayó contra los norteamericanos. De acuerdo con el informe oficial de Amos B. Corwine, comisionado especial designado por el gobierno estadounidense, con fecha del 18 de julio de 1856, decía que la población de color tomó como pretexto la disputa para asaltar a los estadounidenses, y saquear sus propiedades, que la policía y la turba habían planeado el asalto a la estación del ferrocarril y llegaba a la conclusión de que el gobierno de Nueva Granada era incapaz de mantener el orden y suministrar protección adecuada para el tránstio y recomendaba la ocupación inmediata del istmo a menos que Nueva Granada los convenciera de su competencia e inclinación para suministrar adecuada protección y una amplia y rápida indemnización. Thomas W. Waed cónsul de los Estados Unidos, insistió en realizar sus propia investigaciones, y luego se las entregó a James Browling, quien las remitió a Nueva Granada (Colombia). Esta última no aceptó las exigencias y los Estados Unidos respondieron con un pliego de exigencias, las cuales señalaban que se erigieran dos municipalidades independientes y neutrales en las ciudades de Panamá y Colón, con la extensión de diez millas y que se deberían resarcir los daños ocasionados. Finalmente se impuso el Tratado Herrán Cass donde Nueva Granada pagaría una indemnización. Luego de cumplirse las exigencias antes citadas los daños ocasionados a los panameños quedaron en el olvido.
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