La gente tiene que descansar y para ello se inventaron las vacaciones.
Durante gran parte de la historia humana, el derecho al esparcimiento y a los viajes de placer estuvo reservado a las clases más ricas. Como tantos otros privilegios, esta libertad para la diversión y el descanso, se ha sustentado en la esclavitud o en la acumulación de bienes por parte de un grupo dominante.El concepto de ocio ha tenido su nacimiento más definido en la antigua Grecia, donde filósofos como Platón y Aristóteles lo señalaban como una necesidad para el hombre libre ya que propiciaba su actividad intelectual y filosófica. Los lugares donde se iba eran las fuentes de aguas termales, como Epidauros o Termópilas. Ya en Roma En el siglo II, el viaje de placer y descanso comenzó a ser verdaderamente posible para las clases privilegiadas de Roma, gracias a la red de carreteras construidas por el Emperador Adriano. Se trata del antecedente más antiguo de nuestra moderna noción de las vacaciones, entendidas como un viaje placentero, hacia algún lugar de reposo y esparcimiento. Pero en la Edad Media aquella red de carreteras se perdió en el olvido junto con el concepto romano de esparcimiento, ya que la Iglesia Católica no veía la ociosidad con buenos ojos y en cambio propició la exaltación del trabajo como valor supremo. Andando el tiempo, sin mayores innovaciones turísticas durante cientos de años, es en el siglo XVIII que vuelve a instalarse la costumbre de las vacaciones estivales entre la aristocracia europea. Los nobles, se trasladaban a casas de campo, donde se dedicaban a la cacería y otros entretenimientos propios de su clase. En el siglo XIX y con la consolidación del ferrocarril, los viajes se extienden a la clase media, mientras que en las clases altas existe una creciente fascinación por destinos exóticos, como los países de Oriente. Ya a mediados de ese siglo se esbozaba la industria turística con la creación de los primeros hoteles y servicios relacionados. En esta época se comienzan a promocionar las cualidades terapéuticas y reconfortantes de algunos lugares. Hasta hoy...