El liquen
El liquen nace de la simbiosis entre un alga y un hongo. Podemos encontrar tres tipos de líquenes: crustáceos; viven íntimamente unidos a la superficie de las rocas o de las cortezas, foliáceos; de forma aplanada y lobulada, se fijan al sustrato por medio de unos cordones especiales de hifas llamadas rizinas, fruticulosos; tienen forma de arbusto y se fijan al sustrato por una base muy estrecha. Se pueden encontrar en cualquier tipo de superficie, como en rocas, madera, tierra, hojas e inclusive sobre estiércol de aves, así como en cualquier parte del mundo se encuentran desde los círculos polares hasta las áreas desérticas, y desde las costas marinas hasta las selvas y bosques húmedos, muchos géneros muestran su especiación máxima en los trópicos. Son varios los factores que afectan su distribución, entre ellos; el agua, la temperatura y la luz. Pero el único requisito para su aparición es que exista una atmosfera sin contaminación, por lo que son indicativo de la ausencia de esta en la zona. También, sirven para para medir niveles de dióxido de azúfre y otros metales tóxicos. Tienen dos formas de reproducción sexual y asexual. La forma asexual es mediante la fragmentación o por esporas gracias a estar formados por hongos. Tienen poco valor económico, ya que no se le puede dar muchos usos salvo las excepciones de la perfumería y medicina, ya desde la Edad Media y de alimento y colorante, como en Japón. Los animales herbívoros invertebrados. Son utilizados como camuflaje por algunos insectos, y ciertas aves los emplean en la construcción de sus nidos.
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