Si uno viaja por España, puede ver como en ciertos municipios hay una columna normalmente de piedra en medio de una plaza o rotonda. Esa columna no es un simple monolito. Se encontraba en las villas en las que se podía impartir justicia y por tanto tenían plena jurisdicción. Estos rollos se estuvieron utilizando durante siglos. Si un municipio no tenía un rollo de justicia este no podía impartir justicia y tendría que depender de otro para dar solución a los conflictos judiciales. Así si en un pueblo había un conflicto entre dos de los vecinos, no tenía plena jurisdicción y por tanto rollo, estos tenían que ir al municipio del que dependiesen. Lo que era algo costoso para las personas implicadas en el conflicto en la época. Recibir el derecho a impartir justicia, implicaba subir de categoría, convertirse en villa, se les concedía el villazgo. No solo posibilitaba impartir justicia, el municipio que se convertía en Villa, podía poner mojones a su territorio, de tal forma que ponía límites a su jurisdicción, podía celebrar ferias, mercados, tener alguacil... Había que pagar por este título, pero la Villa ganaba más gracias a los derechos concedidos. En 1812, durante la Guerra de Independencia española, en las Cortes de Cádiz se decretó la eliminación de los mismos, debido a que muchos de ellos se utilizaban también como picotas de para ajusticiar. Se quería prohibir el uso de la picota de ajusticiamiento y ante la imposibilidad de diferenciar en muchos casos entre la picota y el rollo se decidió eliminar ambos. Muchos municipios decidieron desoír y desobedecer el decreto y no derribando el rollo. Esta medida fue derogada con la llegada de Fernando VII a España, lo que hizo que no se perdiera el rollo de justicia de la geografía española.