El uróboros
Es el nombre con el que se conoce al símbolo del ciclo eterno, la lucha eterna o el esfuerzo sin fin o inútil. También escrito como ouroboros o uroboros, viene del griego "que se come la cola" y se suele representar como una serpiente o un dragón que forma un círculo al comerse la cola. Este símbolo se ha utilizado a lo largo de miles de años por diversas culturas, de forma similar en todas ellas. Ejemplo de ello es su uso por parte de los antiguos egipcios, como las representaciones jeroglíficas del sarcófago de la pirámide de Unis, de hacia 2300 a. C. También se pueden encontrar en la cultura nórdica mediante la serpiente Jörmundgander que creció de tal manera que rodeo el mundo y tuvo que coger la cola con sus dientes, para los escandinavos también representaba el querer conseguir el conocimiento de lo oculto. También representaba a algunos fenómenos naturales que suben hasta un punto, pero siempre acaban cayendo como es el Sol o las olas, la naturaleza que vuelve a empezar. Por ello se ha relacionado con el mito de Sísifo que fue castigado a subir una ladera empinada empujando una gran roca y antes de acabar esta caía una y otra vez y Helio, quien, como dios del Sol sale al amanecer y desaparece tras el horizonte en el ocaso. En el campo de la alquimia se utilizaba para la representación de los materiales que nunca desaparecen sino que cambian de forma. El primer texto de esta materia donde aparece representado es en Chrysopoeia del siglo II, escrito en Alejandría por Cleopatra la Alquimista. Se reproduce como mitad blanco, mitad negro, como las dos partes de un todo, como lo consciente y lo inconsciente o la vida y la muerte, que puede recordar al yin y yang